Asociación Espírita Tercera Revelación

EL ejemplo es el más poderoso agente de propagación

Vengo esta noche, mis amigos, a hablaros por algunos minutos. En la última sesión no respondí; estaba ocupado en otra parte. Nuestros trabajos como Espíritus son mucho más extensos de lo que podéis suponer y los instrumentos para trasmitir nuestros pensamientos no siempre están disponibles. Aún tengo algunos consejos para daros sobre la marcha que debéis seguir ante el público, con la intención de hacer progresar la obra a la que consagré mi vida corporal, y cuyo perfeccionamiento acompaño desde la erraticidad. Lo que os aconsejo antes de más nada y sobre todo, es la tolerancia, el afecto, la simpatía de unos para con los otros y también para con los incrédulos. Cuando veis a un ciego en la calle, vuestro primer sentimiento es la compasión.

Que sea así también para con vuestros hermanos cuyos ojos están cerrados y velados por las tinieblas de la ignorancia o de la incredulidad. Conmiseraos, en vez de censurarlos. Por vuestra dulzura, mostrad vuestra resignación para soportar los males de esta vida, vuestra humildad en medio de las satisfacciones, ventajas y alegrías que Dios os envía; mostrad que hay en vosotros un principio superior, un alma obediente a la Ley, una verdad también superior: el Espiritismo.
Los periódicos, los libros y las publicaciones de toda especie, son medios poderosos para introducir la luz por todas partes, pero lo más seguro, lo más íntimo y lo más accesible a todos es el ejemplo de la caridad, la dulzura y el amor.

Espíritas, sois todos hermanos en la más santa acepción del término. Pidiendo que os améis unos a los otros, me limito a recordar la divina palabra de aquel que, hace mil ochocientos años, por primera vez trajo a la Tierra el germen de la igualdad. Seguid su ley, pues ella es la vuestra. Solo hice tornar más palpables algunas de sus enseñanzas. Obscuro operario de aquel maestro, de aquel Espíritu Superior emanado de la fuente de luz, reflejé esa luz como el gusano resplandeciente refleja la claridad de una estrella. Pero, la estrella brilla en los cielos y el gusano resplandeciente brilla en la tierra, en las tinieblas. Tal es la diferencia.

Bibliográfia

(Mensaje recibido en la Sociedad Espírita de París el 30 de abril de 1869. Publicado originalmente en la Revista Espírita – Periódico de estudios psicológicos, de junio de 1869, traducido del francés al portugués por Julio Abreu Filho, fue editado en portugués, por EDICEL, páginas 179 y 180).