Asociación Espírita Tercera Revelación

Allan Kardec

Denizard Hippolyte Leon Rivail nacido el 3 de octubre de 1804 de una antigua familia Lyonesa de apellido Rivail, hijo de Jean Baptiste Antoine Rivail, magistrado juez y Jeame Duhamel.

Desde el Comienzo de su juventud se sintió atraído hacia la ciencia y la filosofía, Rivail Denizard hizo en Lyon sus primeros estudios y completó enseguida su bagaje escolar en (suiza) con el célebre profesor Pestalozzi, de quien pronto se tornó uno de los más eminentes dicípulo, colaborador y dedicado. Se aplicó de todo corazón a la propaganda de sistema de educación que ejerció tan grande influencia sobre la reforma de los estudios en Francia y en Alemania. Muchísimas veces, cuando Pestalozzi erra llamado por los gobiernos de todos lados para fundar institutos semejantes a de Yverdon, confiaba a Denizard Hippolyte en cargo a sustituirlo en la dirección de su escuela. El dicípulo convertido en maestro tenía ademas, con los más legítimos derechos, la capacidada requerida para estar en la altura de la tarea que le era confiada. Era bachiller en letras, en ciencia y doctor de la medicina habiendo echo todo los estudios médicos y definidos brillantemente su tesis. Lingüista notable, conocía a fondo y hablaba correctamente alemán, inglés, italiano y español, conocía también en holandés y podía fácilmente exprimirse en esa lengua.

En el mundo de la letra y en las ensezansas frecuentaba en París, Denizard Rivail encontró a la señorita Amélia Boudet, profesora con diploma de 1a clase. Pequeña pero bien propocionada, gentil y graciosa, rica por sus padres e hija única, inteligente y viva, ella supo con su sonrisa y predicados hacerse notar por el Sr. Rivail, en quien adivinó bajo la franca y comunicativa alegría del hombre amable, el pensado sabio y profundo que aliaba gran dignidad a la más esmeradas urbanidad. La señorita Amélie Boudet tenía nueve años más que el Sr. Rivail, pero en apariencia se diría tener diez menos que él cuando el 6 de Febrero de 1832 se firmó en París el contrato de casamiento de Hippolyte-Léon-Denizard Rivail, director del Instituto Técnico en la calle de Sèvres (Método de Pestalozzi), hijo de Jean-Baptiste Antoine y señora, Jeanne Duhamel, residentes en Château-du-Loir, con Amélie Gabrielle Boudet, hija de Julien Louis y señora, Julie Louise Seigneat de Lacombe, residentes en París, calle de Sèvres.

El socio del Sr. Rivail tenía vício en el juego; arruinó al sobrino perdiendo grandes sumas en Spa y en Aix-la-Chapelle. El Sr. Rivail requirió la liquidación del Instituto, de cuya venta quedaron 45.000 francos para cada uno de ellos. Esa suma fue colocada por el Sr. y la Sra. Rival en casa de uno de sus amigos íntimos, negociante, que hizo malos negocios y cuya quiebra no dejó nada a los acreedores. Lejos de desanimarse con ese doble revés, el Sr. y la Sra. Rivail se lanzaron valientemente al trabajo. Él se encargó de la contabilidad de tres casas que le producían cerca de 7.000 francos por año; y terminado su día, ese trabajador infatigable escribía a la noche, como trabajo extra, sobre gramática, aritmética, libros para estudios pedagógicos superiores; traducía obras inglesas y alemanas y preparaba todos los cursos de Levy-Alvarès, frecuentados por dicípulos de ambos sexos del Faubourg Saint-Germain. Organizó también en su casa, en la calle de Sèvres, cursos gratuitos de química, física, astronomía y anatomía comparada, de 1835 a 1840, y que era muy concurridos.

Miembro de varias sociedades sabias, reconocido por la Academia Real D’Arras, fue premiado por concurso en 1831 por la presentación da su notable memoria: Cuál es el sistema de estudio más en armonía con las necesidades de la época?

Entre sus numerosas obras conviene citar, por orden cronológico: Plan presentado para la mejoría de la instrucción pública, en 1828; en 1829, según el método de Pestalozzi, publicó para uso de las madres de familia y de los profesores, el Curso práctico y teórico de aritmética; en 1831 hizo aparecer la Gramática francesa clásica; en 1846 el Manual de los exámenes para obtención de los diplomas de capacidad, soluciones racionales de las preguntas y problemas de aritmética y geometría; en 1848 fue publicado el Catecismo gramatical de la lengua francesa; finalmente, en 1849, encontramos al Sr. Rivail, profesor en el Liceo Diplomático, dirigiendo las carreras de Fisiología, Astronomía, Química y Física. En una obra muy apreciada resume sus cursos, y después publica: Dictados normales de los exámenes en la Municipalidad y en la Sarbana; Dictados especiales sobre las dificultades ortográficas.

Habiendo sido esas diversas obras adoptadas por la Universidad de Francia y vendiéndose abundantemente, el Sr. Rivail pudo conseguir, gracias a ellas y a su trabajo asiduo, una modesta abundancia. Como se puede juzgar por esta veloz exposición, el Sr. Rivail estaba admirablemente preparado para la difícil tarea que iba a tener que desempeñar y hacer triunfar. Su nombre era conocido y respetado y sus trabajos jústamente apreciados, mucho antes de que él imortalizase el nombre Allan Kardec.

Continuando en su carrera pedagógica, el Sr. Rivail podría vivir feliz, honrado y tranquilo, habiendo reconstruido su fortuna por el trabajo perseverante y por el brillante éxito que le había coronado los esfuerzos; pero su misión lo llamaba a una tarea más onerosa, a una obra mayor y, como tendremos muchas ocasiones de evidenciar, él siempre se mostró a la altura de la misión gloriosa que le estaba reservada. Sus inclinaciones, sus aspiraciones, lo habrían impulsado al misticismo, pero la educación, el jucio recto, la observación metódica, lo preservaron de los entusiasmos irracionales y de las negaciones no justificadas. Fue en 1854 que el Sr. Rivail oyó por primera vez hablar de las mesas giratorias, al principio del Sr. Fortier, magnetizador, con el cual mantenía relación en razón de sus estudios sobre el magnetismo.

El Sr. Fortier le dijo un día: “Hay aquí una cosa que es mucho más extraordinaria: no solamente se hace girar una mesa, magnetizándola, sinó que también se puede hacerla hablar. Se la interroga y ella responde.”
- Eso, replicó el Sr. Rivail, es otra cuestión; yo creeré cuando vengan y me prueben que una mesa tiene cerebro para pensar, nervios parasentir, y que se puede tornar sonámbula. Hasta ahí, permítame que no vea en eso sinó una fábula para provocar el sueño. Tal era al principio el estado de espíritu del Sr. Rivail, tal lo encontraremos muchas veces no negando ninguna cosa preconcebidamente, pero pidiendo pruebas y queriendo ver y observar para creer; así nos debemos mostrar siempre en el estudio tan atrayente de las manifestaciones del Más Allá.

Tal era al principio el estado de espíritu del Sr. Rivail, tal lo encontraremos muchas veces no negando ninguna cosa preconcebidamente, pero pidiendo pruebas y queriendo ver y observar para creer; así nos debemos mostrar siempre en el estudio tan atrayente de las manifestaciones del Más Allá.
Hasta ahora no les he hablado más que del Sr. Rivail, profesor emérito, autor pedagógico de renombre. En esa época de su vida, sin embargo, de 1854 a 1856, un nuevo horizonte se abre a ese pensador profundo, a ese sagaz observador. Entonces el nombre de Rivail se hace a un lado para ceder el lugar al de Allan Kardec, que la fama llevará a todos los rincones del globo, que todos los ecos repetirán y que todos nuestros corazones idolatran.

A estas informaciones, tomadas del libro Obras Póstumas de Allan Kardec, conviene adicionar que al principio el Sr. Rivail, lejos de ser un entusiasta de esas manifestaciones y absorbido por otras preocupaciones, estuvo a punto de abandonarlas, lo que tal vez hubiese hecho si no fuese por la persistente insistencia de los Srs.Carlotti, René Taillandier, miembro de la Academia de Ciencias, Tiedeman-Manthèse, Sardou, padre e hijo, y Diddier, editor; que acompañaban hacía cinco años el estudio de esos fenómenos y habían reunido cincuenta cuadernos de comunicaciones diversas a los que no conseguían poner en orden. Conociendo las amplias y raras aptitudes de síntesis del Sr. Rivail, esos señores le enviaron los cuadernos, pediéndole que tomase conocimiento de ellos y los pusiese en orden. Ese trabajo era arduo y exigía mucho tiempo en virtud de la falta de datos y oscuridades de esas comunicaciones; y el sabio enciclopedista se rehusaba a esa tarea tediosa y absorbente en razón de otros trabajos.

Una noche, su Espíritu protector, Z., le dió una comunicación a través de un médium, una comunicación personal en la que le decía, entre otras cosas, haberlo conocido en una existencia precedente cuando en la época de los Druidas vivían juntos en las Galias. Dijo además que Rivail en esa época se llamaba Allan Kardec y que como la amistad que sentía por él desde aquella época era muy grande, le prometía apoyarlo en la tarea tan importante a la que era llamado, y que fácilmente llevaría a término. El Sr. Rivail se lanzó a la obra; tomó los cuadernos y los escribió con cuidado. Después de una lectura atenta suprimió las repeticiones y puso en su respectivo orden cada dictado, cada reporte de sesión; señaló las faltas de datos a completar, las oscuridades a aclarar, y preparó las preguntas necesarias para llegar a un buen resultado.

En 1856 el Sr. Rivail frecuentó las reuniones espíritas que se realizaban en la calle Tiquetone, en casa del Sr. Roustan, con Mlle. Japhet, sonámbula, que obtenía como médium comunicaciones muy interesantes con la ayuda de la cesta em forma de pico; hizo analizar por esa médium las comunicaciones obtenidas hasta el momento y las puso en orden. Ese trabajo fue efectuado al principio en las sesiones ordinarias; pero a pedido de los Espíritus, y para que al trabajo se le diese más cuidado, más atención, fue continuado en sesiones privadas. “No me contenté con ese pedido -dice Allan Kardec- que los Espíritus me habían recomendado. Habiéndome puesto las circunstancias en relación con otros mediums, cada vez que encontraba ocasión yo la aprovechaba para proponer algunas de las preguntas que me parecían más delicadas. Fue así que más de diez mediums prestaron su concurso a ese trabajo. Y fue de la comparación y de la fusión de todas esas respuestas, coordinadas, clasificadas y muchas veces repetidas en el silencio de la meditación, que hice la primera edición de El Libro de los Espíritus que salió el 18 de Abril de 1857.”

Ese libro era en formato grande en dos columnas, una para las preguntas y otra, en frente, para las respuestas. Al momento de publicarlo el autor quedó muy indeciso en resolver como firmaría, si con su nombre - Denizard-Hippolyte-Léon Rivail, o con un pseudónimo. Siendo su nombre muy conocido en el mundo científico, en virtud de sus trabajos anteriores, y pudiendo originar una confusión, tal vez hasta perjudicar el éxito del emprendimiento, adoptó la sugerencia de firmarlo con el nombre de Allan Kardec que, según le había revelado su guía, había sido su nombre en la época de los Druidas. La obra alcanzó tal éxito que la primera edición fue rápidamente agotada. Allan Kardec la reeditó en 1858 bajo la forma actual, revisada, corregida y considerablemente aumentada. Más Información

Bibliografias
"Henri Sausse Biografía de Allan Kardec"

Libros de Allan Kardec

Libro de los Espiritus

Libro de los Mediumn

El evangelio según el Espiritismo

Libro del Cielo y el Infierno

Libro de la Genesis

Obras póstumas